lunes, 21 de septiembre de 2009

Mezquindad

Quería hablar del espectáculo de luces sobre Palacio Nacional de hace unos días.

A pesar de que hace pocas semanas me quejaba en este mismo espacio, del uso del Zócalo como un descampado para armar espectáculos populares, en lugar de respetarse como el hito urbano que es, no puedo opinar lo mismo de este evento.

El divertimiento de luces sobre el palacio que pudimos observar, lo que hizo fue, enfatizar y destacar los elementos del edificio, enmarcando con flores, luces, colores o ¡huesitos! cada una de las ventanas y portadas. Quizá nunca había detenido mi mirada durante tanto tiempo sobre la fachada de palacio. El espectáculo fue magnífico y sorprendente y pa´ remate, breve: “bueno y breve, dos veces bueno”, porque duraba poco más de media hora y solo pudo observarse durante los tres días posteriores al día de la Independencia. Además, el tingladito o montaje para la presentación, no era nada bromoso, o al menos así me lo pareció a mi, nada que ver con voluminosos escenarios o carpas circenses.

¿A qué viene, entonces, el título de esta entrada? A la miserable actitud que asumió el gobierno capitalino, respecto al evento. El espectáculo lo armaron los organizadores de los festejos del bicentenario -Gobierno Federal-, pero como no le avisaron a Ebrard- supongo que mediante oficio solicitando su venia- , el gobierno local decidió no mover un miserable dedo para ayudar, facilitar o proteger a los capitalinos que decidieron ir. Si no hubo muertos que lamentar, es solo porque los chilangos somos unos seres largamente habituados al malestar, al mal-estar. Apretujones, imposibilidad de entrar y/o salir de la plaza y su alrededores, ni un miserable sanitario, son algunas de las cosas que sucedieron el sábado pasado.

Mezquina es la actitud de los políticos que en ningún momento han entendido el mandato de los ciudadanos a vivir en paz en la pluralidad.