miércoles, 9 de julio de 2008

Planeación urbana en el Estado de México


“¿Qué es eso?” seria la respuesta de las autoridades de ese priista (y por ello lamentable) estado.
La planeación urbana no es modo alguno su prioridad. Hace poquitos días estuve en Toluca ¡qué cosa tan fea!, cuajada de esculturas de próceres del más rancio PRI (feas, desproporcionadas, pretenciosas, caras e inútiles). El mobiliario urbano brilla por su ausencia, los paraderos no tienen una inche banca o techito para cubrirse de la lluvia o el frío que en esa ciudad suele ser inclemente, tampoco hay cebras para el cruce de peatones; los camiones, microbuses y demás transporte urbano
se mueven con la rudeza que les caracteriza, sobre un asfalto que los trailers con el escape abierto, siembran de baches. Pero ¡a quién puede importarle eso si viaja en hummer con aire acondicionado (o calefacción)! Ese es problema de los jodios peatones (y no me refiero a los hebreos).

Además, el crecimiento de la ciudad es de “estilo espontáneo”: ahí donde no haya servicios públicos pero me pueda comprar un terrenito (lo que antes, mucho antes, fue una productiva milpa), de preferencia junto a la carretera o autopista (donde pueda disfrutar del ruido de los escapes y poner un changarrito de fruta picada con chile). Ya luego “papá gobierno” se verá obligado a darme servicios (agua, drenaje y luz) para no parecer neoliberal y comprar mi voto.

Luego, lo que se refiere a patrimonio arquitectónico, es una tristeza. Ese estado nunca fue la Meca de la arquitectura académica, su arquitectura es mayormente la que se conoce como vernácula, sin pretensiones, pero útil y bella. Así pues, a falta de arquitectura de “valía”, el Gobierno ha construido los más feos, pero caros ejemplares de la arquitectura contemporánea en escuelas, bibliotecas y demás espacios públicos, mientras que la población en su conjunto se ha dedicado a demoler (con anuencia de la autoridad) las casas de piedra, adobe, cal y tejas, para hacer unos adefesios de block gris, siempre inconclusos, con las varillas por fuera (con cascos de coca cola en las puntas, pa´ que no se oxiden).
¿Ejemplo? Calixtlahuaca: en poquísimos años ha pasado de ser bonito pueblo rural a horroroso suburbio.

La foto es de julio de 1970, eso que ven ya no se ve.

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