viernes, 6 de marzo de 2009

De coches y cosas peores


Por qué nadie, jamás, nunca, pensó en poner estacionamientos de autos en las bocas de metro de la ciudad de México. Me lo he preguntado muchas veces atrapada en un auto sobre calzada de Tlalpan, viendo correr el metro: “¿dónde puedo dejar el coche (seguro) y subirme al metro?” La única opción que he encontrado es el estacionamiento del Wal Mart de Nativitas, comprando unas cositas y pagando el importe del estacionamiento (mi reconocimiento a ese Walmart: tiene una entrada peatonal elevada desde la puerta del metro, que evita pasear toreando coches y carritos de super, como es habitual en los supermercados).

Pero resulta que quizá no todos los arquitectos y funcionarios que intervinieron en la construcción del Metro ignoraron esa posibilidad. En la salida del Metro Universidad, existe un generoso estacionamiento sobre la avenida Antonio Delfín Madrigal, del lado opuesto a Ciudad universitaria, colindante al metro y al paradero de peseros (ver foto). ¡Sí, existe! Pero nuestras autoridades locales con la miopía que les caracteriza utilizan ese espacio (desde hace sexenios) como corralón de taxis piratas, lo que equivale, según una nota del periódico Reforma de ayer, a un cementerio automotriz completamente saturado.

Bien a bien no sé qué utilidad tenga un corralón así, seguro que la mordida es tan onerosa, que los taxistas prefieren perder su unidá, antes que pagarla. Mientras tanto, todos perdemos. El GDF no gana nada por esa bola de chatarra y los posibles conductores que dejarían su vehículo pagando una módica cuota, siguen atrapados en algún embudo vial.

1 comentario:

Onésimo Flores dijo...

No me lo hubiera imaginado. Bueno, al menos ahí está la oportunidad de hacer algo.