martes, 12 de enero de 2010

Educar en la diversidad

Estoy convencida que las diferencias entre hombre y mujer no se reducen a las estrictamente anatómicas. Las diferencias fisiológicas, evidentes, están seguidas por muchos rasgos de carácter, de la psique, del pensar y el sentir, que constituyen a una persona en hombre o mujer desde su nacimiento (y quizá antes). Disiento de las teorías que postulan que ser hombre o mujer es un mero accidente producto de la crianza.

No, no somos unos seres asexuados que casualmente contamos con un pene o una vagina. No. La ciencia ha estudiado las diferencias incluso en la forma de procesar la información en nuestros cerebros, lo que da pie a chistes y discusiones sobre porque muchas veces no podemos entendernos fácilmente.

Por todo lo anterior, pienso que una autentica educación en la diversidad requiere contar con un hombre y una mujer como educadores.

La actual discusión sobre la adopción de niños por parejas homosexuales debería centrarse en este asunto. Nuestra comprensión de la realidad se desarrolla paulatinamente en ese microcosmos llamado –comúnmente- familia donde las diferencias de edad y de sexos son el ámbito que proporciona las herramientas para comprender el mundo “extramuros”.

Se ha hecho hincapié en que tanto parejas homo y heterosexuales pueden proporcionar a los niños “amor”, pero resulta casi insignificante definir qué cosa es ese amor siendo lo sustancial (para muchos) para aceptar la adopción de menores.

Coincido en que ambos tipos de parejas pueden proporcionar educación, casa, vestido y sustento, y esas manifestaciones cálidas del amor como los besos, las caricias o los abrazos. Pero… ¿realmente pueden proporcionar las herramientas que permitan a esos niños desarrollarse adecuadamente fuera del hogar?

Además, hay que considerar que las personas adoptadas suelen cargar con un estigma más o menos doloroso, que repercute con mayor o menor gravedad en sus relaciones sociales ¿es justo cargar a esas personas además con el peso de una familia que evidencia su imposibilidad natural (digamos fisiológica) de serlo? ¿o con una familia que será, por fuerza, infrecuente (lo que podemos llamar “rara” ¿o cómo se traduce el término queer?)? ¿o –particularmente entre los varones- que ponga en entredicho su virilidad o su capacidad de relacionarse satisfactoriamente con el sexo opuesto?

Sé que el asunto suele plantearse como “de lo perdido, lo que aparezca” es decir, nadie duda que generalmente es mejor criarse con los padres biológicos y que es la orfandad (por múltiples causas) la que orilla a la adopción, sin embargo, creo que también debemos hablar de adopción de calidad, adopción que mire por el bien de adoptado con independencia de los más hermosos deseos y aspiraciones de los adoptantes.

3 comentarios:

Octavio dijo...

Bueno es que precisamente si no se satanizara la diversidad, como la homosexualidad o la bisexualidad, no habría el problema de que un niño se crié en un hogar homo o ambidiestro. O no sería raro Incluso los debe haber ( pero claro, ocultos en el llamado clóset).
Y si bien yo apostaría a la naturaleza, a los instintos, vamos, yo no creo que un homosexual diga pues a mi me viene los de mi mismo sexo, ( no dudo que hay quien sólo pruebe) yo creo que se nace así, vamos, la naturaleza no es perfecta.
Sin embargo, como no sé de un caso, tengo mis dudas. Y tal vez podrían revisarse casos como hmmmm ¿no fue Oscar Wilde quien salió del clóset ya casado y con hijos?
Tendríamos más ejemplos si no se satanizara la diversidad y los homosexuales no fueran –muchas veces tan cursis y “estrafalarios” y si ellos mismos se lo tomarán más normal, y es que yo nunca ha visto una marcha del orgullo femenino o el masculino, se es y ya, y no lo va uno predicando, a menos que se tenga la duda.
Pero como dicen lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga. O tal vez, y le voy más a esta, como escribió Juan Rulfo: “La vida no es muy seria en sus cosas”.
En fin, tardará pues somos una “especie de lento aprendizaje”, qué duda cabe.

Martxele dijo...

¿Y que tal la crianza en un hogar poligamo? Puestos a entrarle a la variedad...
A decir verdad no entendi casi nada de tu comentario
Saludos

Anónimo dijo...

Jajaja, eso estuvo mejor....

Ohh pues mira por donde se vienen a enlazar las cosas....hace un año fui a la costa chica, en Oaxaca y em enteré de un caso de poligamia en que solo a algunas les incomodaba un poco pero algunso hijos y mujeres convivían en armonía, uno de los hijos homosexual...En mi pueblo sería un escándalo que les haria la vida imposible pero allá se lo toman de otra forma, es como eso que te digo de Rulfo, que la vida no es muy seria en sus cosas....Y no sé como explicar esto.

Cambiando de tema: cada que aparece un comentario aquí me mnda un mensje de error a mi correo, algo tal vez como que no quedó bien configurado en el blog.
Octavio