jueves, 25 de febrero de 2010

Publicidad rodante


Quería hablar de dos temas. Uno por uno.

El primero: Publicidad móvil en la ciudad de México.

Menos del 20% de los chilangos tienen automóvil, pero se bastan solos para desquiciar al 100% de la ciudad, por eso, buena parte de nuestra vida trascurre parsimoniosa delante de un volante o en un transporte público, gastando horas y horas en mirar por las ventanillas, así se explica porque un listo discurrió la posibilidad de crear anuncios ambulantes, sí, esos absurdos espectaculares rodantes.
Ya eran ridículas las botargas y las pancartas en los altos, pero… ¿qué se puede hacer delante de un semáforo? Parece que nos hemos acostumbrado a la lógica televisiva, donde la espera reflexiva o el silencio, son insufribles, hay que llenar toooodos los espacios libres con publicidad, es el horror vacui del siglo XXI.
Pues bien, no contentos con el numeroso parque vehicular que hay en nuestra ciudad, esos considerados publicistas, quieren alegrarnos el trayecto con grandes espectaculares que se mueven junto a nosotros, muchas veces en caravanas de dos o más vehículos iguales, quemando con sus muchos cilindros harto combustible (suelen ser camiones de diversos tamaños) y ocupando el lugar de varios autos. Además, si el tráfico no va muy cargado, se moverán lentamente, para ser contemplados hasta por los peatones. Tan considerados ellos…

Que al publicista se le ocurran las ideas más peregrinas del mundo, no me parece tan raro, como que los que se anuncian sean empresas, más o menos grandes, comprometidas en algún proyecto ecológico y/o social o, incluso, ¡dependencias de gobierno! Y que el GDF, tan comprometido (eso esta aun por verse) con las causas ambientalistas, permita la circulación de esos adefesios rodantes. Usted ¿qué opina?

El otro tema queda para otro post.

1 comentario:

ME dijo...

que bueno que ya volviste...
Un profesor de la universidad decía que la cantidad de basura visual que ahora consumimos tenía en realidad un origen artístico: Piet Mondrian, jajaja... es un poco exagerado pero puede haber algo de cierto: cuando lo que se supone que es superior (en este caso el arte) se comporta como un idiota, no nos queda mucho que hacer a sus lacayos, no crees?
Mi humilde opinión... aunque ahora me pregunto si tiene algo que ver, jeje.