viernes, 23 de mayo de 2008

Una tradición que se muere


Ayer fue Corpus Christi, fiesta que se inició en Lieja allá por 1246 y luego fue establecida como celebración para toda la cristiandad por el Papa Urbano IV. A México la fiesta llegó con los primeros evangelizadores. Esta fiesta que celebra la Eucaristía, es decir la presencia de Cristo en el pan consagrado, tiene en México tintes peculiares. Por principio es llamado día de las mulas y ese día se celebra a los manueles, se viste a los niños de inditos y se compran mulitas de hoja de maíz cargadas de huacalitos con mercaderías de colores sobre los lomos. Y todo esto ¿por qué?
Parece ser que el animo festivo de los mexicanos es una constante desde el virreinato, por lo que, a las procesiones religiosas se sumaba la pachanga civil, con un importante intercambio comercial entre los indios venidos de las afueras, todos ellos muy acicalados y jacarandosos con sus coloridas ropas de domingo. Otros dicen que en esta fiesta, además de la procesiones, era el día en que se pagaba el diezmo en catedral y que los pobres lo pagaban en especie, cargando los productos a lomos de caballería o bien y finalmente, la otra historia es que en esta fecha se ofrecían y consagraban las primicias del campo, lo que me hace pensar que estamos hablado de una fiesta prehispánica asimilada a una cristiana. Como sea, esta tradición se muere, aun cuando haya sobrevivido a las leyes de Reforma, y la soterrada persecución de 70 años de priísmo (que acabó con el esplendor de las procesiones), ayer vi muchos niños vestidos de inditos pero muchos menos que otros años y no me abordó ni un solo vendedor de mulitas a pesar de que lucía un sol esplendoroso en el Zócalo y pensé en lo triste que sería que esta tradición, para muchos ignota, se muriera del todo.

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